Desde el 1998, cuando comenzamos nuestras páginas en el internet, hemos tratado de conseguir toda la información que podamos sobre Utuado y su historia para compartirla a través de estas páginas con todos los interesados en estos temas.
Además de la información, instalamos una cámara-web frente a la Plaza de Recreo de nuestro pueblo para que los utuadeños y otros amigos puedan ver esa pequeña muestra de Utuado a través del internet, no importa en qué lugar del mundo se encuentre.
En estos días nos llamó mucho la atención una serie de fotos que nuestra amiga Mara Serbiá (hija de quien fuera el Lcdo. en Farmacia Don Antonio Serbiá, dueño de la Farmacia Serbiá de Utuado). Para personas como nosotros, que vivimos en Utuado durante parte de la época en que la Farmacia Serbiá estaba funcionando esos recuerdos son de gran valor.
Dylia se comunicó com Mara para pedirle autorización de publicar esas fotos de su propiedad en nuestras páginas y con mucho gusto las estamos incluyendo aquí con unos notas adicionales.
Nuestro agradecimiento a Mara Serbiá por su colaboración.
Datos de la familia Serbiá:
Don Antonio Serbiá (padre) nació en 1865 en Utuado, Puerto Rico. Era de profesión farmacéutico y dueño de la Farmacia Serbiá.
Don Antonio Serbiá (hijo) nació en 1896, también de profesión farmacéutico, reorganizó y continuó operando la Farmacia Serbiá. Falleció en 1967.
Comentaba el Dr. Pedrito Hernández Paraliticci en su Libro Utuado: Notas Para Su Historia: " En la botica del Lcdo. Antonio Serbiá el tono era algo festivo y se escuchaba el chiste. Aquí Pancho Ramos y el Lcdo. Eduardo Marín Murién (tío de Luis Muñoz Marín) dirigían la tertulia."
La Botica
por Mara Serbiá
Sintió la urgente necesidad de bordear el centenario establecimiento. Para él no era solo un local comercial del cual generaba sus ingresos, no, de ninguna manera. Justo al frente de la plaza, en sus tiempos más esplendorosos había sido el centro de tertulias que se alargaban hasta la madrugada, acompañadas de buenos amigos y excelentes vinos.
Caminó pausadamente frente a las tres puertas de caoba mareadas por el sol y coronadas por los faroles en desuso. A través de los cristales miró el interior. Observó las paredes revestidas de muebles construidos por su padre en madera de cedro macho. Ensamblados y unidos por machihembres, con puertas de cristal en la parte superior y separadas por un alfeizar las gavetas de la parte baja. Al fondo, en el centro del establecimiento se destaca la vitrina principal dividida en tres cuerpos terminados en formade arcadas. Engalanan las puertas de cristal acuarelas de paisajes campestres y en su interior se exhibían los albarelos de porcelana con etiquetas estampadas que identifican en cada uno de ellos su contenido: hierbas, raíces, minerales y semillas. También hay libros antiguos de farmacopea, balanzas de precisión y morteros. Adornaban el plafón láminas de metal grabadas con figuras de flor de lis, terminando sus bordes con balaustres de metal y pasamano de madera. El lugar había resistido incólume los embates de la naturaleza por más de un siglo. Para él, aquel lugar constituía parte integral de su existencia que encerraba remembranzas de una época bien vivida.
ALGUNAS FOTOS
(Puedes presionar sobre ellas para verlas de mayor tamaño)
